Caminos

Por: Carmen Ortega

Solo hay días, caminos en ellos, personas en esos caminos, piedras, pasos andados, soles y despojos, y esas personas van por su propio camino que no es el mío.

Las piedras viven su propio rodar, el eco de los pasos andados se quedó ahí huérfano, sordo, esquivando los despojos, acaso siendo un despojo más de quien pisó y no miró nunca más sus caminos andados.

Los soles son indescriptibles, brillan cuando te dicen que vas por el camino correcto, brillan con tu sonrisa, brillan con cada descubrimiento que haces en el trayecto, es más brillan cuando cambias de rumbo y te muestran por donde dar el siguiente paso. Brillan y cintilan incansables para animarte a seguir, a paso rápido, lento, enojado, ilusionado, roto, eufórico, feliz, rutinario, parece ser que los que les emocionan más son los pasos firmes, los pasos ciertos y honestos. No importa el calzado, siempre hay un pie vivo dentro de él.

Siempre hay caminos sin andar, dibujados en un sueño, lejanos, apenas insinuados por el viento cuando deja asomar sus soles entre ramas y flores, esos que difícilmente nos atrevemos a tomar o que siempre se quedan en prospecto.

Hay tantos caminos cansados, no de andar, cansados de mirar el paso de muchos que no saben a dónde van, que simplemente siguen a otro y a otro. Siempre se confunden, miran soles que no son, luces que mienten con su brillo, esos son muy transitados, tanto que son los más acabados, adornados y fáciles, aunque al final siempre tienen un paisaje que se mira insatisfecho y desolado, claro, siempre con una desviación hacia un nuevo camino exactamente igual. Hay otros casi invisibles, no son sencillos de encontrar ni tampoco fáciles de andar, esos, casi siempre atraviesan parajes desolados, empinadas cuestas, sendas de barro, parecen caminos sin sentido, pero cada tramo deja un aprendizaje invaluable, solo algunas veces llegan a destinos maravillosos, pero para entonces, quien los anda, ha aprendido a disfrutar la belleza oculta en cada paso.

Sin duda, hay caminos cortos y largos, algunos son para andarse por un día, otros para seguirse toda la vida, pero en realidad todos son inciertos. El siguiente paso que daré nunca tendrá la certeza de ser el último, el mejor, el más feliz, el correcto, eso es lo maravilloso de andar, el abismo siempre puede estar a un paso y sin embargo lo daremos.

Deja un comentario